¿Dónde pongo ahora el anillo? [Libre]

Acababa de llegar de conocer a la mejor fan de mi amigo, reí un poco al recordar a aquella chica, su entusiasmo al presentarme, la verdad es que quedaban pocas personas así, era divertido el ver aquello, era nuevo para mi y Holmes se sentiría realmente alagado al ver que alguien admiraba así sus hazañas, que era de él claro estaba, la humildad era mi punto fuerte y por ello, sabía que era merito de Holmes, y, realmente, casi todo. Holmes siempre ha sido y será un gran detective.

Cuando abrí la puerta de la casa, ahí, no había nadie. La verdad es que me parecía extraño que mi compañero no siguiera allí pero tampoco importaba, era mejor, así dispondría de mas tiempo para meter el anillo donde no pudiera encontrarlo y así destruirlo para demorar mi boda y así, mi ida.

No lograba entender como podía ser tan egoísta por su parte. ¿Porque él no se enamoraba y se largaba también? Era normal que quisiera formar una familia y ser feliz, dejar atrás todas las estupideces de Holmes y estar con mi mujer y no pasar con el veinticuatro horas, si, estaría mas lejos si algo pasaba pero, no iba a ser siempre su perrito faldero ¿No?

Recogí un par de cosas que había por el suelo y me dediqué a abrir cajones en busca de uno seguro.

Cuando la Señora Hudson había abrierto las puertas no habría esperado que fuera Mary Morstan, eso seguro. Normalmente a esas horas venían los carteros, los recadores, los Irreguladores de Baker Street o incluso algún distinguido cliente para Holmes, sin embargo aquel día había venido Mary, era la primera vez que pisaba el número 221B de Baker Street.

Pero ambas ya se conocían, puede que no de vista pero cuando se presento como la prometida del Dr Watson ya había parecido comprender la situación y no tardo en indicarle cuales eran los aposentos del buen doctor, la conversación entre ambas fue corta, lo suficiente desde el vestibulo hasta las puertas de su habitación, pero hablaron de temas diversos.

Comenzando por las manías y penurias que pasaba la pobre mujer por la conducta y estrencidades de Holmes, como el que anoche no hubiera pegado casí ojo por culpa de cierto violín que había comenzado a sonar a las tres de la mañana. Mary sólo le sonreia, pues no conocía personalmente al Detective Holmes como para hacer alegatos a su favor y en su contra, y tan solo contaba con pequeños detalles que Watson le había acontecido sobre él.

Cuando la Señora Hudson se despidió de ella, lo hizo con tranquilidad y amabilidad, prometiendo subir unos cafes y dulces para ella y Watson en unos minutos, así pues desapareció escaleras abajo, mientras Mary suspiraba y tocaba la puerta aunque en su interior se escuchaban sonidos extraños John, soy Mary...¿Estás ahí dentro?

Espero unos segundos, los suficientes como para que se tardará desde el interior en reaccionar y permitirle el pase a la estancia. Fueron pocos pero cuando Mary escucho la voz de Watson se tranquilo y sonrió brevemente, mientras penetraba en el lugar.

Cerró las puertas trás ella y observo el panorama de la habitación con una ceja alzada mientras se sacaba los guantes de sus manos. ¿Donde estaba el orden y la limpieza en aquella alcoba? Llevaba varios años como institutriz para jovenes niños y niñas hijos de pero nunca había visto una habitación tan ... tan... Menudo desastre... Murmuro para si misma, retomando la mirada hacía John con curiosidad palpente ¿Qué ha pasado aquí? Pensé que aquí viviais no que fuera vuestro basurero Cuestionó acercandose a este y proporcionandole un beso, así pues en la mente de Mary sólo había quedado la vaga impresión de que aquel lugar necesitaba un toque femenino, sea o no para su limpieza claro estaba.